jueves, 25 de noviembre de 2010

La lección de música


Allá por la década de los setenta,cuando tenía ocho años,mis padres me enviaban a clases de música.
Yo quería aprender a tocar la bandurria y esto era una cuestión de tamaño: había decidido que el tamaño era lo importante,no el timbre del instrumento...si me gustaba o no.Pero el guitarrillo enfundado en tela roja que me regalaron introdujo una variable inesperada a mis planes.
Me ví llevando cada clase el enorme paquete rojo hacia la Polideportiva pues era en los camerinos de su teatro donde unos ensayaban las danzas húngaras de Brams en formato rondalla(¡ay,mi bandurria exfutura!)y otros,menos afortunados en la vida a mi parecer,recibíamos clase de solfeo.
¡Solfeo!¡Qué nombrecito!¿Quién fue el torturador que se lo puso?¿Quién fue esa bestia parda de mala persona?

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