miércoles, 10 de noviembre de 2010

EL MITO DE LA ANDALUCÍA ROMANTICA Félix de Azúa (1981) (4º Capítulo)


(...)La guerra de la Independencia fue absolutamente necesaria porque sin ella el romanticismo habría carecido de patria.¿Italia?,era imposible de adoptar sin destruir al tiempo una riquísima tradición según la cual los italianos son romanos y renacentistas,sin remisión.¿Grecia?,ya llegaría su hora cuando los alemanes hicieran de ella la cuna sin fisicidad del Espíritu,el ámbito abstracto de la juventud.Pero ahora se precisaba un lugar a donde ir de peregrinaje;y en Grecia no había la menor posibilidad de pagar una factura correcta.El mismo Byron tuvo que sufrir amargamente la codicia de sus aliados,mientras el mucho más inteligente Trelawny elegía los bandoleros de las montañas,únicos seres honrados en aquella cueva de ladrones.En cambio,España,con su paisaje atormentado,vario,completo;habitado por antíguas y nobles tribus que cantan y bailan como en los orígenes de la Historia;con el prestigio de su reciente guerra concluida;y a un paso de cualquier ruta normal del Grand Tour...¿con quién iba a competir?



El organismo vivo que era la Naturaleza toma un alma tras las campañas napoleónicas.De nuevo la Naturaleza habla en inglés y en alemán,pero la oye toda la Europa culta.La Naturaleza es ahora aquel Supremo Hacedor destronado hacia 1760;ella es la Suprema,y posee una Idea que desarrolla a través de complicados vericuetos,planteando posibilidades,luchando con resistencias y afirmando superaciones,tal y como lo habría descrito Hegel.Los hombres somos una parte de ella,somos aquella arpa eólia de Shelley,el instrumento musical tañido por el aire de la historia cuya melodía es creación a medias del meteoro y de nuestro propio cuerpo.Los hombres estamos atravesados por la idea y sonamos con ella,pero ella se adapta a lo que nosotros somos capaces de sonar.El paisaje,la geografía misma son expresión de esa Idea;el paisaje es un momento del alma del mundo,un estado de ánimo.Del mismo modo,un alma es un paisaje y hay almas desérticas,o melancólicas;apasionadas,o selváticas;elevadas o alpinas;serenas o lacustres...El paisaje es humano y habla;el alma humana es una geografía.

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